La Naturaleza siempre se abre paso, no importa el cómo, el lugar o el cuándo. Siempre encuentra su camino aunque sea el que otros abandonaron como un zapato viejo. Ella sabe que la vida a pesar de los obstáculos siempre triunfa. Cambiante, dura, sencilla, opulenta, angosta, no importa… Tampoco le importa cuando tenga que desaparecer para que otros retomen el camino que ella un día abandone. Reaparecerá con otra forma más bella si cabe.

La noción de Naturaleza permite referirse a los fenómenos que forman parte del universo físico y a todo aquello vinculado a los organismos vivientes.

Con la palabra Naturaleza podemos referirnos a varias cosas. En primer lugar, en su significado más general, este término hace referencia al conjunto de todos los organismos vivientes que conforman el universo físico que se han dado de manera natural, sin intervención del hombre.

La Naturaleza es la forma en que coexisten ciertas cosas y los seres vivos, como por ejemplo los animales y las plantas. También conforman la naturaleza lo relacionado con el tiempo atmosférico o clima, así como la geología de nuestra Tierra.

Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no escucha.

Nos sorprende cuando la naturaleza responde mediante alguna catástrofe. Nos llevamos las manos a la cabeza alarmados porque somos demasiado pequeños ante ella.
Olvidamos que cada día vamos asestándole pequeños golpes que ella recoge hasta que llega el momento en qué como boomerang los devuelve.
Mal vamos, cuando no la escuchamos, y preferimos seguir manteniendo niveles de vida que no corresponden con nuestra esencia y que nos alejan cada vez más de lo que somos.
Formamos parte de la Naturaleza y queremos mantenernos en lo artificial argumentando que hemos evolucionado y que todo es progreso. Pero es entonces cuando la Naturaleza grita su dolor y nos recuerda que no puede existir progreso si vamos en su contra.