Hace poco tiempo que os hable de Julio una de mis experiencias vividas y no olvidadas a pesar del tiempo, “abrir la puerta al otro mundo”.

En el escrito os comente que escribiría el resto de la historia, puesto que todo lo que se reflejaba en esa experiencia era algo fuera de lo meramente racional o material y que prefería esperar un tiempo hasta continuar con el final de esta experiencia.

Pasado un año el destino quiso que me encontrara de nuevo con su amada esposa. Recuerdo que alguien me llamo, cuál fue mi sorpresa y alegría al encontrarme de nuevo con ella, pues nunca supe nada más, hasta ese momento que la vida por algún motivo nos volvió a rencontrar.

Su aspecto en general era bastante bueno, desde la última vez que la vi. Estaba con otra persona, y  me la presento como su nueva pareja.

La verdad es que me alegre muchísimo por ella, empezamos hablar sobre lo que había pasado desde el ultimo día que la vi en el Centro, donde vivimos esa experiencia difícil de entender pero muy real, son aquellas situaciones que si uno no las vive no las puede creer.

Empezó a explicarme lo que ella vivió junto a sus familiares, el día que depositaron las cenizas de Julio en un lugar para ellos muy especial. Un lugar donde habían vivido sus bonitas historias, creando un pequeño rincón, al lado de un árbol donde pasaron momentos inolvidables, dejaron grabado en el tronco un corazón como símbolo de esos recuerdos vividos de Amor.

Este lugar estaba en una montaña con un acantilado que daba al mar. Según hablaba note en sus ojos que se desprendía unas lágrimas de emoción, pues todavía no podía entender como la vida le había llevado a vivir esa mágica y asombrosa experiencia muy difícil de entender, pero que ella había sido la protagonista de tan bella historia de Amor.

Ese Amor con Mayúsculas que va más allá de la muerte o del dolor a la pérdida, una Unión de Almas para toda la eternidad.

Me comento que el día antes de esa fecha, ella y un primo decidieron subir para ver cómo estaba el camino, pues tenían que pasar por ahí familiares y amigos.

Cuando llegaron a la altura del árbol donde Julio y ella había dibujado ese corazón estuvieron en silencio unos segundos, donde cada uno se dejó llevar por los recuerdos y la emoción.

Al día siguiente se celebró esta emocionante despedida de las cenizas de Julio y subieron a esa montaña para tirarlas al mar. Recuerda que había un sol muy radiante, sin nubes, como un día hecho especial para ese momento.

Empezaron a subir por el camino, ella me comenta que no vió el árbol con el corazón y le extrañó, pero no pensó más sobre ello y continuaron hacia el acantilado. Cuando estuvieron delante del mar, entre recuerdos y sentimientos arrojaron sus cenizas, de pronto el cielo se empezó a oscurecer apareciendo de golpe una tormenta con lluvia muy fuerte, todos se miraron extrañados.

Decidieron rápidamente regresar, a lo que ella me comenta que bajando por el camino recuerda que sus pies tropezaron con algo y miró hacia abajo y cuál fue su asombro que delante de sus pies había una corteza de árbol que llevaba grabado un corazón, la cogió con sus manos y girando la vista hacia el árbol comprobó que era de su pequeño rincón de amor, con mucho asombro vio que la corteza estaba arrancada del árbol.

Me dijo llorando, Loli es verdad lo que te estoy contando, de hecho lo he enmarcado y lo tengo en mi habitación. Yo no dudé ni un segundo de sus palabras y ahora después de tantas experiencias vividas, mucho menos.

Muchas veces vivimos situaciones que no alcanzamos a comprender con nuestra mente racional, pero sin embargo los hechos demuestran que es verdad y eso no se puede negar por mucho que tratemos de buscar respuestas que jamás entenderemos con nuestros cinco sentidos.

Pero hay un sexto sentido que va más allá, éste es el que nos permitirá sentir que hay algo Más.

 

Un Alma que nunca dejará de Amar porque si de algo estoy segura es que el AMOR verdadero nunca se puede olvidar.