Te propongo que por un momento olvides todo lo aprendido, todo lo que has vivido a través de tus cinco sentidos físicos. Lo que has estudiado, lo que te han inculcado, lo que hasta entonces has creído como verdad.

Hemos ido absorbiendo todos los valores y datos ofrecidos por una sociedad que ha sido creada artificialmente, dentro de unos marcos rígidos y manejada desde arriba por unos pocos que nos dan a conocer aquello que saben que no puede perjudicarles y que además nos mantendrá sumisos ante ellos.

Hemos aprendido que existe un Dios castigador, que aquello es pecado, que lo otro está mal, que ser diferente no es bueno sino raro, que las únicas reglas que se pueden saltar no están hechas para nosotros. Hemos aprendido de una sociedad que antepone el dinero a la ética y la ley natural.

Donde nadie te enseña que un día venimos y al otro nos vamos vacios, tal cual llegamos y que es en este corto espacio de tiempo entre vida y muerte (entre cambios) que tenemos la posibilidad de crecer si dudamos. Sí, si dudamos de lo establecido y dejamos de buscar en lo que otros nos ofrecen porque no es en ellos que encontraremos la respuesta ni la Verdad.

Si un Ser es capaz de crear a otro sin más conocimiento que el que corresponde intrínsicamente como persona humana, ¿cómo puedes creer que no eres capaz de ir más allá si dejas de estar limitado por lo que otros te han impuesto?

¿Acaso crees que si has heredado los rasgos de tu padre o de tu madre, sus gestos, sus ojos, no has recibido también la memoria de todos los que te antecedieron y con ella puedes comprender mejor lo que te rodea? ¿Venimos vacíos? ¿crees que la naturaleza puede permitir que un árbol traiga consigo todo cuanto necesita y tú, con tu consciencia y tu alma no?

Uno de los sefirots de la Cabala, (kabbalah), Hochmah, es la Sabiduría, una Sabiduría que nace cuándo empiezas a cuestionarte, a dudar, a ir más allá. Como decía un sabio «todo nace dentro de uno, se funde con lo de ahi fuera para volver y morir dentro de uno mismo.

«Sólo cuando seamos capaces de elevarnos, de ir hacia uno mismo a través de la duda (no entendamos la duda como pensamiento entre una cosa u otra, sino como la inquietud, la inconformidad con lo preestablecido desde el exterior), será posible que nos acerquemos a la Sabiduría. Y sólo entonces una vez hayamos hecho el largo camino de Binah a Hochmah, podremos al fin, entender el canto de los pájaros».